Fuerte reclamo vecinal en Rawson.

Los vecinos de varias zonas del Departamento se cansaron de la inseguridad y salieron a las calles.

Un nuevo hecho de inseguridad que se registró este lunes 28 de julio, puso en alerta a los vecinos del barrio Hualilán, en Rawson.

Esta vez, no fue sólo el delito el que hizo ruido: también la reacción. Cansados de los robos constantes, los propios vecinos frustraron el accionar de un delincuente que había ingresado a una vivienda para llevarse mercadería y lograron retenerlo hasta que llegó la Policía.

Todo ocurrió en inmediaciones de calle Maipú, cuando los residentes advirtieron movimientos extraños en los techos de las casas.

Al salir, encontraron a un joven que intentaba darse a la fuga con el botín. La respuesta fue inmediata: lo rodearon, lo redujeron y lo mantuvieron retenido hasta que el personal policial intervino.

«No se puede vivir más así. Ya no se trata de miedo, se trata de impotencia«, expresó una vecina.

«Es a toda hora los hechos de inseguridad, a esta zona la agarraron de punto. Vivimos con miedo», agregó.

El reclamo no es nuevo, pero el hartazgo se acumula. A la denuncia de los vecinos de Hualilán se suman los del barrio Hugo Montaño y otros aledaños, quienes también viven el deterioro de la seguridad en carne propia.

«Yo ya me jubilé hace rato. Vivo frente a la plaza del barrio. Pobre la gente, las asaltan como si nada. Ya me he cansado«, relató un hombre que prefirió no revelar su nombre por temor a represalias. El testimonio llegó a este medio cargado de bronca, pero también de resignación.

Según contó, una adolescente fue asaltada en plena siesta por un grupo de delincuentes que se movilizaban en un Falcon gris.

«Yo estaba acostado. Salí, pero los vagos me sacaron ventaja«, explicó. Y lo que más lo indignó fue la actitud de los efectivos policiales: «La patrulla dio la vuelta como para disimular, pero no hicieron nada. Los policías miraron hacia otro lado, como si nada hubiera pasado».

La plaza del barrio se ha convertido, dicen los vecinos, en un punto neurálgico del miedo. Jóvenes merodean las viviendas, intentan forzar portones y, según denuncian, son conocidos por la propia policía. «Ya saben quiénes son. La Comisaría 25 los conoce. Son de por acá y son re choros los pibes«, dijo con crudeza el vecino.

La situación es tan crítica que muchas familias han modificado su rutina para protegerse.

«A mis hijas tengo que acompañarlas para que tomen el colectivo, porque después de las nueve de la noche ya no podés confiar en nadie», explicó otra residente.

El común denominad0or es uno: la ausencia de la presencia policial. «No hacen recorrida, no hacen nada», repiten. Los vecinos exigen respuestas, presencia, controles y compromiso. «No queremos terminar haciendo justicia por mano propia, pero si la policía no actúa, ¿qué nos queda?», concluyó una vecina con angustia.

Mientras tanto, en los barrios del sur de Rawson, el temor y el enojo siguen creciendo. Y la comisaría 25 quedó en el centro de las crítitas.

Los vecinos no piden milagros, sólo que alguien los escuche antes de que la inseguridad termine por borrar del todo aquella tranquilidad que, alguna vez, supieron tener.