Escándalo en el Escuadrón de Gendarmería Nacional San Juan, por una denuncia de un suboficial, que acusa haber sufrido abusos.

El efectivo afirmó haber sufrido agresiones físicas, humillaciones y violencia sexual por dos superiores durante casi una década.

Un suboficial identificado como R.A.B., aseguró haber sido sometido por casi diez años a abusos y tormentos perpetrados por dos jefes de la fuerza. La dramática situación comenzó en 2014, durante su formación en el Centro Félix ManifiolBarreal, donde relató haber sufrido humillaciones, agresiones y violencia sexual en diferentes áreas del predio.

El hombre describió que estos hechos no fueron simples maltratos, sino torturas, que incluían intimidaciones con armas reglamentarias y la imposición de prácticas sexuales no consentidas. Además, contó que fue encerrado en despachos para ser golpeado y humillado mientras sus superiores abusaban de su autoridad.

El avance de la causa judicial reveló un posible esquema de encubrimiento institucional. Cuando R.A.B. intentó denunciar, una psicóloga de la fuerza desestimó su relato, atribuyéndolo a supuestas fantasías. También se denunciaron manipulaciones en informes médicos y laborales con el objetivo de deslegitimarlo y dificultar su permanencia en la institución.

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Asimismo, se denunció la recepción de un correo intimidatorio enviado desde una cuenta institucional a él y a otros gendarmes, advirtiendo sanciones por contactar órganos externos. Para la querella, esto representa una clara maniobra para silenciar a las víctimas.

El caso dio un giro el 6 de agosto cuando el juez federal Federico Millán Ursino aceptó la querella de R.A.B. y ordenó medidas inmediatas, como la restricción de acercamiento a los acusados y la apertura formal de investigación por abuso sexual con acceso carnal, coacción, abuso de autoridad y encubrimiento.

Este proceso pone en tela de juicio la estructura interna de Gendarmería y sus controles, ya que de confirmarse, el impacto podría alcanzar a altos mandos de la fuerza. Mientras la causa avanza en la Justicia Federal, R.A.B. continúa con tratamiento psicológico, reflejando que las secuelas del abuso van más allá de lo físico: «Llevo marcas físicas, pero lo más difícil es lo que no se ve: cómo la violencia te rompe la confianza y te deja temiendo hasta en los vínculos más cercanos».