El asesino de Yanina Pérez, dijo que volveria a hacerlo 50.000 veces más.

En la jornada de ayer el homicida mostró una actitud desafiante y confesó que volvería a matar a su víctima, si tuviera que hacerlo.

Ariel Omar Pérez (alias “Guascazo”) dio ayer sobradas muestras de su carácter impulsivo, transgresor y violento, típico de alguien con una personalidad borderline como le diagnosticó un equipo de médicos y psicólogos. Se mostró molesto por estar en la audiencia, donde “quiso firmar e irse”. Cuando lo sacaron, tampoco quiso conectarse desde una sala aledaña para seguir el trámite final del caso que lo tiene preso desde el 18 de febrero de 2024, tres días después de que, en la puerta del cementerio de Angaco, matara de 8 cuchillazos a esa empleada municipal con la que había mantenido una relación, tormentosa para ella, de tres años. Y ayer lo admitió abiertamente: “Sí, sí, yo la maté y lo volvería a hacer 50.000 veces”, le dijo a los jueces Flavia Allende, Federico Rodríguez y Gerardo Fernández Caussi, a quienes les explicó que lo hizo porque ella “me amenazaba con matar a mis hijos”, a quienes respondió con insultos cuando le ordenaron sentarse en la silla de la que se levantó para empujarla, molesto. En el relato fiscal sobre la enumeración de la prueba, figuraron también otros dos motivos: culparla porque lo echaran del municipio y la denuncia por violencia de género que Yanina Pérez, la víctima, había puesto en su contra.

El accidentado trámite de su descontrolada actitud, ocurrió ante el tribunal, el equipo acusador integrado por el fiscal coordinador, Francisco Micheltorena, los ayudantes fiscales, César Recio y Gimena Bordón (UFI de Delitos Especiales), Gustavo Sánchez y su hija Ana Valentina (en representación de la familia de la víctima) y Horacio Merino, su abogado defensor. Y ante decenas de periodistas.

“Pido que se aplique la condena de prisión perpetua, por Yanina, por sus hijos, por sus familiares, por las mujeres que quieren vivir en libertad con respeto a su autonomía”, dijo el fiscal Micheltorena al concluir su exposición sobre los puntos más salientes del acuerdo de juicio abreviado.

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Entre lágrimas y con una negación constante de su cabeza ante cada exabrupto de Pérez, los tres hijos de la víctima mostraron su disconformidad con las reacciones del acusado.

“Decirles por favor que le den el máximo castigo, por mi mamá, por nosotros. Es un peligro que este hombre esté en libertad, se los pido con todo el dolor del mundo”, dijo Melina Gómez, una de las hijas, entre lágrimas, antes de que el juicio concluya. Afuera, decenas de familiares, amigos y conocidos, pedían también justicia y perpetua para Pérez.

Sobre las 12, otra vez hubo lágrimas, pero esta vez porque el tribunal ratificó el acuerdo y condenó a la pena máxima al “Guascazo” Pérez, unificándole el último castigo con la pena de 1 año que había recibido en diciembre pasado, por amenazar con un cuchillo a un joven que no quiso invitarle cerveza. Previo a esa sanción, registraba otra, también de 1 año, por haber atacado a cuchillazos a otra expareja, la madre de sus hijos.